En la constelación de los Cetáceos, a 47 millones de años luz de la Tierra, se encuentra la galaxia espiral Messier 77. En su centro hay un agujero negro muy supermasivo, como se puede suponer para casi todas las galaxias. Sin embargo, Messier 77, también conocido como NGC 1068, tiene una característica especial: contiene lo que se llama un núcleo galáctico activo (AGN) para abreviar.
Este es el centro de la galaxia que emite una cantidad extraordinaria de radiación y, por lo tanto, es particularmente visible en el cielo estrellado. La radiación proviene del agujero negro que devora el polvo y el gas del disco de acreción que lo rodea. Pero desde que los astrónomos vieron los primeros AGN, han documentado las diferencias: algunos brillan más que otros. Entonces, la pregunta era si los núcleos galácticos activos están organizados de manera diferente y si en ellos prevalecen diferentes condiciones físicas.
Más desordenado 77 | A la izquierda se muestra una vista exterior de Messier 77. A la derecha, una imagen infrarroja revela su funcionamiento interno: el núcleo activo de la galaxia.
A principios de 2018, las imágenes tomadas por el conjunto de telescopios ALMA en el desierto chileno de Atacama revelaron un anillo de polvo y gas, un toroide, alrededor del agujero negro de Messier 77. El equipo de trabajo dirigido por Masatoshi Imanishi del Observatorio Astronómico Nacional de Japón sospecha que las diferencias La actividad entre los núcleos galácticos se debe a estos anillos de polvo porque atenuarán el brillo de la radiación.
El modelo estándar de AGN también es consistente con esta tesis. Afirma que la dirección del anillo de polvo afecta la forma en que se ve la galaxia desde la Tierra: más brillante o menos brillante, sin embargo, todos serán iguales en el núcleo: hay un agujero negro extremadamente supermasivo rodeado por un denso anillo de polvo.